Luisa Toledo, madre de la juventud combatiente 

Luisa Toledo, madre de la juventud combatiente 

A pesar de todo, jamás agachó la cabeza; fue una madre, una mujer, una pobladora y una obrera agitadora hasta sus últimos días y, aún hoy, su nombre mueve a las masas contra la opresión del Estado burgués y la élite político económica que nos gobierna. 

«Por qué se nos exige que seamos pacíficos hasta la muerte?, ¿por qué a nosotros?,¿por qué no podemos usar la violencia contra ellos? Si tenemos al pueblo Mapuche como ancestros… Yo soy partidaria de la violencia, si no, nos van a sacar la cresta otra vez y nos van a matar otra vez y nos van a encerrar otra vez y nos van a desaparecer otra vez»

Consecuente hasta la muerte, las palabras de Luisa Toledo nos llenan de energía a los corazones revolucionarios y rebeldes. 

A pesar de todo, jamás agachó la cabeza; fue una madre, una mujer, una pobladora y una obrera agitadora hasta sus últimos días y, aún hoy, su nombre mueve a las masas contra la opresión del Estado burgués y la élite político económica que nos gobierna. 

Estas son las mujeres que debemos recordar en este día 8 de marzo, aquellas que han luchado por el bien de la mayoría y que han puesto sus bodas al servicio de uno de los más nobles trabajos, LA LUCHA OBRERA, POPULAR Y CLASISTA. 

¿Quién es Luisa Toledo?

Luisa nació el 21 de junio de 1939 en Chillán, Chile. 

De orígen humilde, campesino, fue criada por su madre, junto con 2 hermanos. Tuvo 3 hijos y 1 hija con Manuel Vergara

Hablar de Luisa Toledo y Manuel Vergara, es también hablar sobre la organización en uno de los barrios emblemáticos de Santiago: La Villa Francia; por medio de una cooperativa de vivienda llegaron a vivir en una población aledaña, tiempo antes de que se fundara la Villa Francia y se pudieran conocer con las vecinas y vecinos.

Para hablar de Luisa, no podemos no restringirnos a hablar un poco de La Villa Francia, lugar donde desarrolló su profunda militancia social. Fue fundada en 1969 en el contexto de un grave problema habitacional, lo que derivó a que este barrio obrero fuera construido por medios legales, o por ocupaciones y tomas de terrenos. 

En ese momento, muchas monjas y curas se mudaban a las poblaciones pobres y marginadas de América Latina,  decían que la iglesia residía en las personas y predicaban el trabajo con los pobres y marginados para reconstruir el “reino de Dios en la tierra”.

Esta “óptica” diferente al cristianismo tradicional funcionaba como un premio consuelo para soportar las miserias de la vida obrera y resignarse al sistema capitalista y su funcionamiento. 

Mariano Puga, fue uno de los conocidos “curas comunistas”, el cual influyó en el pensamiento de Luisa Toledo; el cura de la Iglesia Obrera de Villa Francia. 

«Este pueblo tiene el derecho a destruirlo todo porque todo lo han destruido. 

La revolución no se hace con los poderosos, sino con aquellos que hacen suya la causa de los sin poder y ésos nos faltan hoy. 

No veo cómo este sistema los va a producir, más bien al revés, el sistema toma a los sin poder y los transforma en los adoradores del modelo de consumo»

La postura de Mariano Puga lo colocó en el ojo del dictador Pinochet y fue llevado al centro de torturas de Villa Grimaldi y a Tres álamos.

En 1972 el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) se instauró en La Villa Francia, un barrio olvidado por los partidos políticos, sediento de organización, de guías y con muchas pero muchas necesidades sin responder. 

El MIR nació en forma de partido en 1965; se definió como la vanguardia marxista leninista de la clase obrera y de las y los oprimidos. 

Se posicionó en la acción política y social revolucionaria en oposición a la izquierda tradicional y reformista y se centró en los espacios sociales para consolidar el frente de masas y construir lo que se conoce como «poder popular».

Pinochet asume y Chile se desangra 

Aquel 11 de septiembre de 1973, los aviones bombardearon La Moneda con el Presidente Allende dentro, todo con el ferviente apoyo de los Estados Unidos. 

Pinochet se hacía con el cargo de Comandante General de la Junta Militar que ahora gobernaba Chile. 

La Villa Francia no carecía de lazos organizativos orgánicos, muchos pasaron a la clandestinidad, y desde las sombras le hacían frente a la cacería de activistas, revolucionarios y subversivos que llevaba adelante la Dictadura en conjunto con los medios de prensa tradicionales. 

El Mercurio ofrecía recompensa por denunciar activistas, «La persona que proporcione antecedentes que permitan ubicar y detener por la fuerza pública a alguno de los sujetos que más adelante se detallan, será recompensada con 500.000 escudos, más  el dinero que traiga consigo el sujeto en el momento de su aprehensión (sic)» (El Mercurio, 28 de Septiembre de 1973)

En 1976, Luisa pasó a trabajar como secretaria junto con la Vicaría de la Solidaridad. Ella transcribió los casos de desapariciones, torturas y ejecuciones, relatos que aportaron a su comprensión de la brutalidad con la que operaba la Dictadura y el destino que desafiaban quienes optaron por luchar.

Aún sabiendo lo que podría suceder, jamás dejó de organizar su propio territorio. 

Ya para 1983 se dan las primeras grandes manifestaciones en Chile; todos salen a las calles, incluidos los pobladores de Villa Francia. 

Es en ese contexto que uno de los hijos de Luisa, Pablo, le menciona a sus padres que se integrará al MIR, pues creía con convicción que la lucha armada era en aquel momento la única salida para los oprimidos. 

Luisa que sabía lo que podía sucederle, respetó su decisión. 

Posteriormente, sus otros hijos se integrarían al grupo armado, y tomarían relevancia en el barrio, volviéndose referentes, lo que los llevó a estar en los radares de los medios de represión e inteligencia de la dictadura. 

La casa de los Vergara Toledo se convirtió en un punto de organización de la resistencia; la propia Luisa en el afán de ayudar a sus hijos, ingresó como ayudista al MIR. 

  • En 1984, su casa fue allanada, Pablo fue llevado y torturado por la CNI. 
  • Eduardo había sido expulsado de la Universidad por ser un Dirigente estudiantil.
  • Rafael fue expulsado de su Liceo por el mismo concepto.

Todos pasaron a la clandestinidad. 

El año próximo, la policía torturó a una vecina de los hermanos Toledo Vergara para saber su ubicación. 

Al día, 29 de marzo,  junto a otros jóvenes, los hermanos rodeaban Villa Francia, pues se rindió homenaje a Mauricio Maigret de 18 años, combatiente del MIR caído en combate. 

Allí, alguien le avisó a la policía, quienes salieron con UZI a patrullar, y en la esquina de Río Quetro con Palena, reconocieron a Rafael. El desenlace fue trágico. Los hermanos corrieron y fueron emboscados por los Pacos, Eduardo recibió una ráfaga de Uzi que le perforó los pulmones, y Rafael, al ver su hermano caer, corrió a ayudarlo, llevándolo varios disparos en los glúteos y quedando parapléjico. Fueron subidos a un furgón, donde Alex Hinojosa, le disparó a sangre fría a Rafael en la cabeza, para posteriormente arrojarlo junto a su hermano. 

Lejos de ser un final, este fue el comienzo de la lucha ardua que Luisa y Manuel llevarán en contra de la Dictadura, de los medios de represión e inteligencia del estado, y por la verdad y justicia de los detenidos y desaparecidos. 

La Villa Francia y los alrededores se llenaron de policías. 

Buscaban a Pablo. Mientras tanto la misma prensa basura, servil al sistema que hoy en día actúa a sueldo de los grandes grupos económicos, se encargaba en aquel momento de limpiarle el rostro a la Dictadura y tachar a los hermanos Vergara Toledo de delincuentes. 

Sobre Eduardo y Rafael la prensa afirmó que habían participado en robos a mano armada, que eran delincuentes subversivos y extremistas: 

La Nación: «…Los dos delincuentes asaltaron un negocio, huyendo. Al ser interceptados por la policía, se produjo el enfrentamiento a balazos». 

Las Últimas Noticias: «Carabineros informó que los hermanos abatidos, juntó a un tercer sujeto, intentaban asaltar un establecimiento comercial. En el intercambio de disparos resultó herido un carabinero recibiendo dos disparos»

En una carta escrita por Luisa a Fiscalía el 6 de junio 2006 dice: «Alex Hinojosa, Jorge Marín Jiménez, Francisco Toledo Puente, Marcelo Muñoz Cifuentes, Luis Crespo Zamorano son asesinos y deben pagar su crimen, también deben pagar los que dieron la orden ese día 29 de marzo de 1985: Augusto Ramón Pinochet Ugarte, Rodolfo Stange, Carlos Donoso Pérez, Oscar Torres. 

No les pongo sus pomposos títulos porque para mí son únicamente servidores de la burguesía. 

Y por supuesto ustedes, jueces y fiscales, como cómplices encubridores, también deberían recibir su merecido castigo. Como sé que no va a ser así, me resigno a maldecirlos a ustedes desde el fondo de mi corazón herido. ¡Malditos sean!».

Tanto Pablo como Ana y sus otros dos hijos fueron exiliados. Luisa continuó su lucha, continuó gritando, peleando y dejando en claro que aquellas muertes no serían en vano, que la sangre derramada por la dictadura no sería olvidada y que la lucha por el bien de los trabajadores, los pobres y oprimidos valía más que la pena.

El 29 de marzo, se transformó en una fecha de confrontación, de rebeldía, de memoria y de combate, y se le llamó el DÍA DEL JOVEN COMBATIENTE, el cual se extendió no solo por La Villa Francia, sino por todo Chile.

En 1988, 5 de noviembre para ser exactos, apareció en el Cerro Mariposas de Temuco el cuerpo sin vida de Pablo Vergara y de Araceli Romo, también militante del MIR.

«La muerte de mis hijos si no fuera por la juventud que sale a la calle todavía, habría sido para mí un fracaso, una pérdida inútil» Luisa Toledo. 

Para Manuel la muerte de sus hijos fue consecuencia del compromiso con la causa. Valores que le habían inculcado desde pequeños, como el compromiso con la justicia y la liberación de los y las oprimidas. 

Ni Luisa ni Manuel aceptaron jamás dinero en compensación a la muerte de sus hijos, pues sostenían que esto siempre era un “tapaboca” del Estado, y dejaban en claro que no criticaban a quien lo tomaban, siempre y cuando eso nos los llevará al conformismo y al silencio.

Desde 1985 hasta 2021, Luisa, fue una mujer, madre y luchadora revolucionaria que quebró todos los esquemas esperados, con una vida difícil, llena de lágrimas, pero también de alegrías, jamás dejó de exigir que la violencia es uno de los medios que nos han arrebatado por medio de una institucionalidad pestilente, que nos vuelve sumisos, alienados y serviles al sistema. 

Conocida como la madre de todos los combatientes, estuvo ahí en el 2019 cuando el levante popular comenzó con la ilusión de que no se le entregue nuevamente el poder a los políticos.

Ella fue una mujer que jamás creyó en las mentiras de los gobernantes, en las cortinas de humo, en las urnas como forma de cambio, ni en las reformas que mantienen el problema de fondo igual. 

Si bien Chile aún sigue esperando que la institucionalidad le dé migajas para sobrevivir, ese “oasis” pronto desaparecerá, y sentiremos en la piel las llamas de la rebelde, la pasión por la lucha obrera y popular y la convicción de que el único camino es el fin de este sistema y la construcción de uno nuevo. 

Mujer implacable de las y los que luchan, mujer que recuerda que donde exista la miseria, existirá la rebelión.

En este Día Internacional de la Mujer, llamamos a celebrar a aquellas que se han organizado por el bien de las grandes mayorías, por el fin de la explotación, la opresión y la desigualdad. 

Llamamos a elevar la voz en conjunto contra el sistema capitalista, eje de nuestras pesadillas, de nuestras opresiones. 

Que entre nosotras nazcan miles y miles como Rosa Luxemburgo, Alexandra Kollontai, Clara Zetkin, Luisa Toledo, Eva Perón, Gabriela Mistral, Francisca Sandoval, Berta Cáceres, Hebe Bonafini, Rigoberta Menchu, Ana Neri, Mary Muthoni Nyanjiru, Juana Azurduy, las Hermanas Mirabal, Frida Khalo, Cecilia Magni, Patricia Arellano Parada  y muchas otras que han revolucionado, agitado y dejado en claro sin las mujeres, no podemos vencer a nuestro enemigo. 

¡Salve este aniversario del Día Internacional de la Mujer!

¡Luchemos por la unidad de todos los explotados contra nuestro enemigo común: el sistema capitalista!